domingo, 4 de diciembre de 2011

The Neon Boys

En 1972 aun no existía el CBGB. Ni los Ramones. Ni los Dictators, entre otros. Aun Nueva York no era la potente escena del punk rock, y ya por entonces, tres chavales llamados Tom Verlaine, Richard Hell y Billy Ficca, crearon un grupo que precedería a algunas de las bandas más influyentes de la escena que estaba por venir.



Ocurre con algunos artistas, en concreto con Tom Verlaine, Richard Hell y Johnny Thunders, que cualquier cosa relacionada con ellos se convierte en oro. Nada falla, todo me encanta. Y todos tan relacionados los unos con los otros de alguna manera: Richard Hell & the Voidods, los New York Dolls, Television con Tom Verlaine y Richard Hell (y sin Hell), Johnny Thunders & the Heartbreakers con Thunders y Hell. Johnny Thunders en solitario. Palabras mayores. Todos con personalidades y un estilo diferente, alguno con mejor suerte que otro, pero todos enormes.


Pues bien, cuando todo esto aun estaba fraguándose, nacieron los Neon Boys, precursores de Television. Tom Verlaine el cerebro, Richard Hell la actitud. Aun recuerdo un video que vi hace años de Tom Verlaine intentándole enseñar a Hell cómo tocar Venus, de Television. El pobre estaba frustradísimo, era imposible. En fin, no es de extrañar que durara menos de un año en el grupo. Pero antes de todo esto, tocaban en un proyecto menos ambicioso pero igualmente interesante, que se materializó ocho años después en un EP que incluía alguna de sus canciones






En That's All I Know (right now) nos encontramos con la versión más histérica del característico tono vocal de Tom Verlaine, repetida hasta la saciedad en los primeros grupos de punk de sótano (como Teddy and the Frat Girls). Y es que, junto con Don't Die, son los retazos más punk del EP: temas rápidos, crudos y pesados. Una antesala que recuerda levemente al movimiento que vendría mucho (relativamente) más tarde, el post punk y el no wave de grupos como Teenage Jesus and the Jerks o the Pop Group.

Love Comes in Spurts, que más tarde sería mediatizada como la primera canción del Blank Generation, aparece en su cara más primitiva. No suena mal, pero sin duda, está años luz de lo que sería en su versión definitiva.
Y, para mi, el mejor tema y el culmen de este EP, es Time, un aperitivo del plato fuerte que vendría en los años siguientes: su carrera con Television, aquel proyecto que estaba más allá del rock and roll, del punk, de cualquier cosa que se pudiera imaginar. El bajo de Hell combina extraordinariamente bien y está a la altura del gran guitarrista que fue Tom Verlaine.


Como curiosidad, mencionar que el mismísimo Dee Dee Ramone intentó entrar en el grupo antes de que se disolvieran y se convirtieran en Television. Pero esa es ya otra historia.

viernes, 18 de noviembre de 2011

We're down the super highway all alone

Durante unos años, fui total y absolutamente pesimista con los músicos de mi generación. Lo mejor estaba hecho, es imposible mejorar lo que tenemos ya, nunca va a volver a haber unos Led Zeppelin... Salían grupos nuevos de rock que para muchos críticos eran considerados la panacea y la resurrección por entonces: los Strokes, Jet, los Killers (puaj), pero eso a mi no me convencía en absoluto.
En fin, obviamente, hay cosas que sigo pensando que son insuperables. Pero cuando dejé de pensar en el pasado, cuando realmente me quité la idea de no escuchar algo que no fuera más alla de los noventa, fue cuando me encontré con Cherry Valence, cuyo primer disco, el homónimo, era un cóctel explosivo de toda esa música que yo consideraba insuperable. Y si lo pensamos, el garage de los 60 también fue una amalgama de muchos estilos posteriores. ¿Por qué ahora no iba a poder hacerse lo mismo?



Cherry Valence


El homónimo de Cherry Valence me convenció al instante: reminiscencias de grupos de hard rock tan potentes como AC/DC o guitarras electrificantes, la agresividad y la brutalidad de grupos como los Stooges o MC5, esas dos baterías que ¡dios! no inventan nada pero suenan tan bien!

Pero el verdadero descubrimiento fue In the Red Records, una pequeña discográfica de LA creada en 1991, que me demostró que el rock no había muerto, que se siguen haciendo cosas buenas. Que la escena del garage revival es prolífica y hay conciertos de calidad en todo momento, más allá de los pusilánimes que nos vendían como "rock alternativo" del nuevo milenio. Black Lips, Reigning Sound, los Strange Boys, King Khan & BBQ Show...

Lo que más miedo me daba era no poder ir a conciertos. Discos, tengo montones, y con internet tengo acceso a todo lo que quiera. Viviendo en Madrid, de vez en cuando hay conciertos guays, pero no tantos como me gustaría, y por eso me fastidió tanto que muriera Jay Reatard, con apenas treinta años, hace casi dos (mi frustración se ve aqui, cuando mi blog era sólo un diario de mesa de noche). Pero yo ya había visto a mi obsesión por entonces: los Black Lips, justo aqui, en Madrid. Un conciertazo, del cual yo sólo esperaba como una fangirl que aparecieran los Black Lips (y por ello no fui capaz de disfrutar plenamente el momento cuando apareció repentinamente el cantante de los Saicos y se puso a cantar Demolición con Wau y los Arghhhs)



El futuro de los rock n rollers


Y es que siempre que escuchaba a los Black Lips pensaba: wow! hijos de los Nuggets. Pensabas en los Sonics, en los Monks, en 13th Floor Elevators, en los Seeds, incluso en The Fall... pero aun así tenían un sonido peculiar que les hacía diferentes. Riffs incansables de tres notas que se repiten una y otra vez, una voz desganada y en ocasiones, insoportable (en el buen sentido), dejes psicodélicos. El garage más primitivo y agresivo parecía revisitado por ellos.

Lo curioso de todo esto, es que justo la semana pasada, Al y yo nos hicimos con el genial recopilatorio Back From The Grave, de garage. Al escuchar las canciones aluciné, y pensé: es que esto suena exactamente igual que lo mejor que han hecho los Black Lips (es decir, dos discos, muy destacadamente el Let it Bloom). Misma voz, mismos riffs repetitivos, mismas influencias. Ya no es que suenen directamente "influenciados por...", los Alarm Clocks han vuelto del pasado reencarnados en los Black Lips.

Ya sea por pretensiones de enfocar sus miras hacia un público más amplio o por el éxito que han cosechado poco a poco más alla de su Atlanta natal, el hecho es que todo aquello que prometían en sus primeros discos se ha ido desvaneciendo. Los primeros discos, más oscuros y experimentales que los otros, suponían un buen comienzo. Pero es el Let it Bloom para mi el mejor disco de ellos (y uno de mis preferidos de todos los tiempos).
Y lo que perdieron en autenticidad lo ganaron en accesibilidad, que fue aumentando conforme sacaban discos (y que religiosamente yo iba comprando a precios estratosféricos, como no), y así como el Good Bad Not Evil o el 200 Million Thousand tienen canciones buenas y dignas de escuchar, al menos - como Drugs o Short Fuse -, se han alejado poco a poco de sus raíces (en definitiva: han dejado de copiar tanto y tan explícitamente), y han perdido lo mejor que tenían. Y puede que parezca que estoy dejándolos fatal, pero todo lo contrario: no sólo me encantan, sino que el concierto del que hablaba antes fue de los mejores momentos de mi vida: los directos son fantásticos, incendiarios, bestiales pero serios. Da gusto verlos.

Y es que además, ¿qué más da que no inventen nada? Hay un grupo de nuestro milenio que aparece por España, sus miembros tienen apenas unos años más que yo, que dan conciertos brutales, que son divertidos, y tienen rabia, y que en el fondo, tocan la música que a mi me gusta, porque a ellos son los primeros a los que les gusta esa música. Así que, ¡todos a disfrutar de su autodenominado "flower punk"!

jueves, 10 de noviembre de 2011

Keep an eye on the star

Hace poco más de dos años, Big Star dieron su último concierto en España, concretamente en Málaga. Es cierto que de la formación original sólo estaban el batería Jody Stephens y Alex Chilton, pero merecía la pena ver a Alex Chilton por primera (y en este caso, última) vez y escuchar los temas más míticos de una de mis bandas preferidas.
Pero por varias razones, siendo la más importante que tenía la expectativa casi asegurada de que volvería a verlos más adelante (hey! aun son jóvenes!), acabé perdiéndomelo. Cuando menos de un año después murió Alex Chilton no podía creermelo, vaya error había cometido. Y además, es que en un periodo de tres meses habían muerto el prometedor y jovencísimo Jay Reatard y Chilton. Poco después, y en el mismo año, moriría el bajista de Big Star, Andy Hummel. Todo un palo a la escena rockera en auge de Memphis.


Y aqui otra vez estamos ante la misma historia. Ineptitud de las discográficas o un sonido que no vendía en 1972, la inestabilidad de los líderes del grupo, son las causas más nombradas que posiblemente hicieran que en su momento no gozaran de todo el reconocimiento que ahora tienen, porque como pasa muy a menudo, fue posteriormente cuando lo obtuvieron, convirtiéndose en una banda de culto y en uno de los grupos esenciales para todo aquel que se adentra en la aventura del power pop.





En 1972, Big Star sacaron el primer disco de la banda, 1st record, uno de mis discos preferidos y que desde el primer momento me enganchó. Alex Chilton, que había estado en el grupo blue-eyed soul The Box Tops, que sacó el hit "The Letter", cambiaba de registro vocal totalmente, así como de estilo. 1st record es el disco, el nivel de sensibilidad que tiene es altísimo. Melodías y riffs simples, pero efectivos (como Feel o When my baby's beside me), baladas preciosas (Thirteen a estas alturas me sigue pareciendo de las canciones más bellas que he oido en mi vida). En su conjunto es perfecto, es una joya del pop. Desprende una magia que para mi es muy difícil de explicar. Tras el fracaso comercial del 1st Record, el atormentado Chris Bell dejó el grupo.


En 1974 salió a la luz Radio City. Es más rockero, más duro, que el 1st record, pero un peldaño por debajo de éste, con grandes momentos aun así: temas como la enérgica O my Soul, (que siempre me ha recordado a The Song Remains the Same de Led Zeppelin), You Get what you Deserve, o September Gurls, uno de los mejores temas de Big Star, que podría haber sido un éxito si les hubiera pillado en otra época. O I'm in love with a Girl, el mejor ejemplo de que menos es más. Creo que una producción mejor habría hecho que este disco tuviera más exito: hay temas a los que les falta algo, pero que parecen tener un potencial no explotado al completo. La ausencia de Chris Bell, cuyo talento se observa principalmente en su disco en solitario, I am the Cosmos. Un disco íntimo y trágico, en el que su capacidad creativa y sus demonios se hace visible sobre todo en cuatro o cinco temas que son brillantes. Definitivamente, la marcha de Chris Bell había hecho daño a la banda.



Big Star - Third/Sisters Lovers (1974)



A finales de 1974 ya sólo quedaban Alex Chilton y el batería, Jody Stephens. Sacaron el disco Third/Sister Lovers, que pone fin al legado de la banda. Si el 1st record y Radio City entran practicamente solos en nuestro sistema sensitivo, el Alex Chilton más anárquico y anti-comercial hace que al escuchar este disco por primera vez nos sintamos totalmente desubicados. No es sólo un cambio de orientación, porque Third sigue sonando a Big Star, se nota aun que son ellos. Kizza Me es una declaración de intenciones, con ese piano histriónico y caótico. La agresividad de Chilton, quizá hasta su frustración está patente. Y es que a Kizza Me le sigue Thank you Friends, una de las canciones más amigables, valga la redundancia, y facilonas de Big Star. Jesus Christ también sigue esta linea, uno de mis cortes preferidos del disco. Temas como estos revelan claramente la influencia de Big Star en grupos como The Shins o REM.
Y luego, están los temas absolutamente deprimentes, como Nature Boy, Dream Lover o muy en especial Holocaust. Kangaroo es otro tema caótico y hasta perturbador, me recuerda a Can't get you Out of my Mind de la ELO. La versión de Till the End of the Day marca bastante diferencia con el resto del disco, es el corte más rockero y duro, en contraste con la sosilla versión de Femme Fatale.
Es el trabajo más anti-convencional de Big Star, y probablemente ese era el efecto que el Alex Chilton más experimental (que volvería en su carrera en solitario) quería conseguir. El resultado final puede resultar incoherente para algunos, para otros puede resultar brillante. A mi me hicieron falta bastantes escuchas para desvincular mi idea inicial de lo que eran Big Star en sus primeros discos. Una vez hecho esto, me resultó más facil encontrarle al disco todos los matices y ver el genio de Big Star. Un final apoteósico para una carrera demasiado corta.

viernes, 4 de noviembre de 2011

If only God knew...

A veces pasa, que descubriendo a los grupos, indagando, te llevas sorpresas de lo más gratificantes. Me ha pasado varias veces: vas con un boceto mental de lo que te vas a esperar. Lees: "Love son un grupo importantísimo de rock psicodélico, o garage; ha influenciado a grupos como a los Doors" y dices "wow, tengo que escucharlo". Escuchas Seven and seven is, alucinas en colores porque te acabas de enamorar y necesitas más. Entonces, te haces con su disco más famoso, que es el Forever Changes y que no tiene nada que ver con aquello con aquella canción por la que quisiste saber más de ellos. Es más, que no tiene nada, pero nada que ver con nada de lo que hayas escuchado nunca. Es más o menos lo mismo que pasa cuando conoces a alguien especial. Al principio es alguien guay, sí, con quien puedes tomarte una cerveza un viernes por la noche y reirte de vez en cuando - no esperas nada más alla hasta que BOOM! Interconexión cósmica.


Pues sí, a veces pasa. El Forever Changes es el ejemplo paradigmático, pero el Pet Sounds de los Beach Boys no se queda atrás.




The Beach Boys - Pet Sounds (1966)



Después de años viviendo en Madrid, siempre que digo que vengo de Tenerife me dicen: "habrás tenido que comprar abrigos ¿no?", o algo por el estilo. Más o menos sentí algo parecido cuando escuché este disco por primera vez. Nunca en mi vida me habría imaginado un disco de los Beach Boys, a los que apenas conocía, tan melancólico, otoñal. No oscuro, porque no creo que lo sea. Pero desde luego, no tan alegre o jovial como lo que imaginaba que iba a encontrar después de escuchar el veraniego Surfin' USA. No sé, tenía la ingenua idea de que toda su discografía iba a ser de ese estilo. Pero en fin, en Tenerife también usamos abrigos.

A todas estas, tengo que decir que el Surf Rock no es lo mío. Hay algunas canciones que me gustan, pero me aburre enseguida. Por eso cogí el Pet Sounds con otra predisposición. Por otra parte, predisposición propiciada por la ignorancia, porque aunque el Surfin' USA y el Surfin' Safari no me digan mucho, el Today! me parece un discazo, y va algo más alla del Surf tradicional que me deja bastante fría.

Pues bien, este Pet Sounds, respuesta de un fascinado Brian Wilson hacia el Rubber Soul de los Beatles, acabó siendo en parte una gran influencia del posterior Sgt. Peppers Lonely Hearts Club Band. Así de grande.

El Pet Sounds es un disco capaz de todo. De la alegría, la inocencia y la esperanza de Wouldn't it be Nice a la acritud y el desencanto total que puede haber en un relación, como en Here Today. Here Today es un hachazo brutal a la concepción idealista en una pareja que está empezando y en la que todo es felicidad "Right now you think that she's perfection, this time is really an exception" al desengaño (y al engaño) "But I'm the guy she left before you found her". Increíble.

Si veis el proceso de creación de You Still Believe in Me (hay varios videos en youtube, por si os interesa), alucinaréis con la capacidad de dirigir y crear de Brian Wilson. Hay un clavicordio, varios clarinetes, saxofones... y hasta un timbre de bicicleta, que es el distintivo de este precioso y reflexivo tema.

Pero los Beach Boys no dejan así como así de lado el surf, That's Not Me es un tema más convencional en el que la parte instrumental se lleva todo el mérito, es más simple y pegadizo, como el tema más conocido del disco, Sloop John B. (¿Os acordábais de que salía en la banda sonora de Forrest Gump?), o I'm Waiting for The Day, quizá otro de los temas más alegres del disco, y de mis preferidos. Aqui hay de todo: clarinetes, órganos, violines y por supuesto, la reina: la flauta travesera. Hay pocos palos que no toque este Pet Sounds. Y no por ello deja de ser un disco compacto - no es nada irregular, es perfecto en su totalidad.
Por no hablar de los temas instrumentales, una muy Palm Beach-pamelas y mojitos-'69 Pet Sounds, y Let's Go for Awhile.

Y por supuesto, las baladas. La preciosa y a la vez triste (como la definió Elvis Costello) Don't Talk (put your head on my shoulder), y Caroline No, en la que de nuevo habla de los cambios en las relaciones, el desencanto, las consecuencias de crecer.

Las complejas armonías vocales son santo y seña de este disco, como se puede ver en uno de los mejores temas del disco: I Just Wasn't Made For These Times. No sólo es una maravilla musical sino líricamente, Brian Wilson contándonos lo que todos nosotros sabemos: que se adelantó bastantes años a su generación, y haciéndonos sentir a los más engreídos mortales identificados con él "I keep looking for a place to fit where I can speak my mind". Él lo sabía.

Ahora, para mi, y para Paul McCartney, la mejor canción del disco es God Only Knows. Todo lo grande que es este disco se puede resumir a grosso modo aqui: las composiciones orquestales, los arreglos, las letras profundas, las armonías vocales. Y por supuesto, no sólo se queda en algo técnico: es imposible escuchar esta canción y no emocionarse.

Mucho se ha hablado de este disco, se le ha elogiado, se ha desmontado pieza a pieza y analizado detalladamente sobre su influencia en la música posterior. Y a todas estas, me muero de ganas de escuchar el Smile (agotado aun, por lo que parece), el disco que acaban de sacar, pero que fue grabado justo después de este. El listón está muy alto.

jueves, 27 de octubre de 2011

Fire Walk with Me

Hace unas semanas vi la primera temporada de The Killing. De golpe, sin esperar a que saliera en la sexta ni en fox, porque me enganchó tanto el primer episodio que no quise esperar, asi que la vi por internet. A eso hay que sumarle el bombardeo publicitario




Que la serie fuera de aMC y el guiño a Twin Peaks, así como las innumerables comparaciones con ella, además de las buenas críticas, me convencieron.
Como dije, el primer capítulo me encantó. Me gustó mucho que estuviera ambientada en el lluvioso Seattle (las vistas y las panorámicas de la ciudad son una maravilla), y esa atmósfera oscura. Eso sí, desde el principio el único parecido que encontré con Twin Peaks fue el asesinato de una adolescente. Y algun giro de la historia parecido, si no idéntico, pero no substancial.

Y es que nunca he visto una serie tan especial como Twin Peaks. Y es casi una opinión generalizada entre la gente que la ha visto: padres como los míos que la vieron por Telecinco a principios de los noventa (sí, un hecho sorprendente para nuestra generación), o la gente que la revive ahora.
La primera temporada de Twin Peaks es increíble. Al principio sólo hay una chica muerta, como en The Killing, y un agente del FBI, Agente Dale Cooper (o Coopi para Albert Rosenfield) va a un pequeño pueblo en las montañas de alguna ciudad de Washington (Twin Peaks) a intentar resolver el caso. Después la investigación va avanzando mientras conocemos detalles de los personajes y las subtramas. Hasta ahi todo normal, típica serie, ¿no?

Casi todos los personajes principales de Twin Peaks son extraños, misteriosos y carismáticos. En ese pueblecito aparentemente tranquilo, acogedor, y perdido entre las montañas gemelas, todos tienen algo que esconder.

Laura Palmer (Sheryl Lee)

Empezando por la protagonista muerta. Laura Palmer (y su posterior caracterización de la prima Maddie). Laura tiene un rostro y una expresión que me resulta terrorífica, a pesar de la impresión de inocencia que se le quiere dar al principio, con el famoso portarretrato de su foto de graduación.
La caracterización de los personajes es espectacular. Y no ya sólo los más esotéricos, como la mujer del tronco o el hombre manco, sino los aparentemente más convencionales, como el guapísimo novio de Laura (Bobby) y su relación con su padre, el teniente Briggs, también fundamental en la investigación del asesinato; el traumatizado padre de Laura (Leland), la mística compañera de Laura del instituto (Audrey Horne), o el sensible y adorable Pete Martell, caracterizado por mi querido Peter Falk. Todo esto, en medio de los bosques, en un pueblo perdido en el tiempo que lidia con la extraña muerte de la estrella del instituto, y una estética retro 50's de lo más entrañable. Y el sello de la locura en el mundo onírico de Lynch, a medio camino entre lo normal y lo absurdo.



Albert Rosenfield (uno de mis personajes preferidos)


Dicho todo esto, yo no he pasado tanto miedo nunca como con Twin Peaks. Sólo recuerdo esta clase de tensión brutal, inaguantable, de tener que quitarla pero no poder hacerlo, con Funny Games. A medida que avanza la historia, el asesinato de Laura Palmer no es sólo el asesinato de una adolescente. ¡Pero cómo una serie firmada por David Lynch se iba a quedar en algo tan convencional! Se va destapando la vida oculta de Laura, los bosques encierran misterios, los búhos no son lo que parecen ser. Ni nadie. Y a partir de la segunda temporada los sucesos son cada vez más paranormales, la cosa se complica más, hay cada vez más interrogantes. Para mi, a partir de ese momento, la serie pierde bastante, pero aun así es imposible dejar de verla.

Y la música. Hace unos meses mi madre me llamó y me dijo que habían puesto la música de Twin Peaks en una clase de Pilates y que "imaginate lo que me relaja Twin Peaks!". Esto me recuerda a que hace poco, mientras comíamos en un restaurante de Segovia, también nos pusieron la música de cabecera. Claro, estás despellezando un cochinillo a ritmo de Twin Peaks, muy agradable. En fin. La música (realmente evocadora, como podéis imaginar) corre a cargo de Angelo Badalamenti, y es alucinante, pero es verdad: oirla en cualquier circunstancia inesperada es escalofriante.

Años después, Lynch dirigió Twin Peaks: Fire Walk with me, situada en un momento anterior al asesinato, en el que se investiga otro asesinato y conocemos la vida de Laura detalladamente, con una Donna Hayward cambiada no, cambiadísima (podrían haberse currado algo más la elección de la actriz), y se intentan despejar algunas dudas que quedaron al finalizar la serie. O al menos era la intención de Lynch, claro que Lynch e intentar despejar dudas no combinan bien. Pero bueno, se le perdona por su pequeño papel como el sordete jefe de Cooper en la serie, que sin duda era de los más divertidos




Creo que nunca volverá a haber una serie tan impactante como Twin Peaks. O puede que sí, pero de lo que estoy segura es de que nunca la volveremos a ver en telecinco.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Welcome to... Asbury Park!

Hace tiempo que estaba pensando en hacer esta entrada, alguna vez se me ocurría algo y pensaba que era demasiado sentimental, demasiado ñoño. Para una persona como yo, que tiende a tener cuatrocientas canciones o películas preferidas o que con tres cervezas habla de Neil Young como si fuera su amor de toda la vida, es muy facil caer en la sobreemotividad exagerada (casi enfermiza) cuando hablo de música o cualquier cosa que me guste bastante. Creo que en esta entrada va a ser dificil esconder esta parte de mi personalidad.

El otro día encontré en la nueva Fnac de Madrid el Greetings from Asbury Park, NJ, versión china/coreana o japonesa bastante cutre, pero a 3 euros. Por supuesto que sabía que mi hermano me criticaría, porque además de tenerlo bastante escuchado, tenemos toda la discografía del Boss en casa, entre los discos de mi hermano, mi padre y los míos. Pero, ¿de qué me sirve si está a 4000 km? Da igual. Me apetecía hacer lo que antes era mi afición preferida: echarme en la cama a escuchar el disco mientras leia las letras (en este caso en inglés y en chino)

Hace cuatro o cinco años que estoy dramáticamente obsesionada con Bruce Springsteen. Mi querido hermano, de la misma escuela que yo, es repetitivo hasta la saciedad y recuerdo una época en que lo único que escuchaba a todas horas (antes de ir al colegio, al subirnos al coche, hasta cantando en la ducha) era a Bruce, Prove it all night en concreto. Por entonces no entendía el por qué de tanta efusividad hacia el Boss. Sobra decir que tardé poco en darme cuenta del por qué.



Greetings from Asbury Park N.J. (1973)


Mi reencuentro con el primer disco de Bruce Springsteen fue tan oportuno y adecuado como siempre, en un momento en el que tengo la misma edad que él cuando lo grabó (veintitrés años) y empiezo a tener mis primeras experiencias (pequeñas) en el mundo laboral y, en definitiva, el mundo de "los adultos". Es un disco lleno de energía, joven, inocente , que anticipaba su potencial y lo que iba a ser el resto de su discografía.

Las primeras canciones de los discos de Bruce Springsteen son siempre alucinantes, Blinded by the light es una bomba de alegría, es divertida y con gancho, con Clarence siempre poniendo ese mucho más. Growin' up es otro shot brutal de energía, y la canción que siempre confundía con Walking in Memphis cuando no paraba de sonar en M80 (y por eso siempre pensaba que era de Bruce). Mary Queen of Arkansas es un acústico que recuerda a Bob Dylan, para mi quizá uno de los puntos débiles del disco.

El otro día le decía a un amigo que no me gusta la poesía. Empiezo a leer cualquier poema y me pierdo, no lo entiendo, no lo disfruto igual que disfrutaría una novela. Después me pongo un disco de Bruce Springsteen y pienso: es que esto es poesía. Lost in the Flood es una de mis canciones preferidas (una de esas cuatro mil) y, hablando de un chico al que acaban de disparar, dice: "Hey man did you see that? His body hit the street with such a beautiful thud". Para mi es una de sus letras más duras y explícitas, una canción pesimista y triste y aun así bellísima, y diametralmente opuesta a la animada canción que le antecede, Does this bus stop in 82nd street?, pero que se suceden de una forma perfecta.
Y normalmente me siento terriblemente identificada con las letras de Bruce, me siento como la Mary de Thunder Road y me imagino subiendo a su coche y escapando "and my car's out there if you're ready to take the long run"; o alimento mis momentos bajos esporádicos escuchando Point Blank. Otras veces, como en esta, simplemente me emociono por la forma de contar historias que tiene Bruce. Lo avisé al principio, no puedo evitar ponerme sentimental!

The Angel es una bonita balada con piano, Spirit in the Night me recuerda muchísimo a Van Morrison, y aqui otra vez el saxo de Clarence es el centro de atención. It's hard to be a saint in the city cierra el disco, mostrándonos al Bruce macarra, rockero y seductivo al que nadie sería capaz de resistirse. A pesar de lo mucho que me gusta este tema, no me gusta como suena en el disco, en directo, mucho mejor.

En definitiva, un disco un poco menos eléctrico que lo que vendría después, pero un muy buen comienzo, intimista y emotivo pero potente, y un buen preámbulo del fantástico contador de historias en el que se iba a convertir.

miércoles, 12 de octubre de 2011

LITTLE STEVEN UNDERGROUND GARAGE

Hace poco me enteré de que Steven van Zandt está protagonizando una serie noruega, "Lilyhammer", haciendo otra vez de mafioso, al que le llevan a un pueblo de Noruega (Lille Hammer) en un programa de protección de testigos. La verdad es que me sorprendió porque había leido hace tiempo que no iba a volver a actuar por culpa de las malas críticas que había recibido en su papel de Silvio Dante en los Soprano. Como los Soprano es una de mis series preferidas y adoro a Little Steven no soy nada objetiva, asi que ya os podéis imaginar lo que me parecen esas críticas.



Además, ¿quién imita a Michael Corleone mejor que él?


A estas alturas ya venía siendo hora que dedicara un post al hombre que fue mi fuente de inspiración para el título de mi blog. Todo viene del programa de radio de Steven van Zandt, llamado "Little Steven Underground Garage", el Sótano de Little Steven. Qué curioso que los dos únicos programas de radio que escuche se llamen igual (el Sótano de Radio 3 y éste), y además vayan de lo mismo.

Sé que esta entrada corre el riesgo de quedarse en lo superficial, por eso os digo que no voy a hablar de lo mucho que ha aportado a la música, creo que para ser realmente justos con mi Little Steven y debería dedicarse un blog entero, ¡quién sabe si ya hay alguno!

A Steven van Zandt le gusta mantenerse ocupado. No sólo como guitarrista de la E Street Band, trabajo por el que por supuesto es más conocido, también ha colaborado con otros artistas, y tuvo su propio grupo, Little Steven & Disciples of Soul, con los que sacó cinco discos de estudio que fueron aclamados por la crítica - tengo que reconocer que sólo he escuchado el primero: Men Without Women, y además lo he conseguido hace poco, pero por ahora me parece un disco con una grandísima banda detrás (los Asbury Jukes, incluso algunos miembros de la E Street Band y Bruce Springsteen en los coros de algunos temas). Es quizá el tipo de disco que me esperaba, rock con un toque soul y un aire muy distendido. Me recuerda mucho al Born in the USA, que salió dos años después.



Qué tres fieras


Siempre he pensado, siguiendo en linea con mi vocación y pretensiones de periodista frustrada, que trabajar en la radio tiene que molar mucho, y sobre todo cuando tienes un programa de radio como el de Little Steven (que puedes escuchar aqui), y te puedes dedicar a poner la música que más te gusta, tener una legión de seguidores bastante amplia y hacer practicamente lo que te de la gana. Y desde el punto de vista del oyente, disfrutar de la magia de la radio: el no saber con qué te vas a encontrar en la canción siguiente, descubrir que es una canción que te encanta o conocer una nueva. Compartir el fanatismo de Steven por los Ramones (con varios programas dedicados a ellos), escuchar un programa triple en el que el invitado especial es Bruce Springsteen y ser testigo de su complicidad, oirles hablar del primer disco que compraron, de la British Invasion, de los Beatles... Un lujo, vamos.

Y de la pasión por Steven por el cine, como el temático sobre El Padrino, o sobre Marlon Brando. Recuerdo un programa en el que celebraba el cumpleaños de Martin Scorsese, ¿qué mejor felicitación puede haber para un melómano como Scorsese que el mismísimo Steven van Zandt te dedique un programa?

Por no hablar del cine negro. Intercala escenas de películas clásicas entre las canciones, como de Mi Año Favorito, Rebelde sin Causa o el Halcón Maltés justo antes de poner Run, run, run, de los Who. No puede haber un programa de radio que se adapte más a mis preferencias que este.



"A quick one while he's away, very film noir itself, isn't it?" Steven Van Zandt


Lo dicho, cualquier halago que haga se queda corto, y cualquier reconocimiento que haya tenido también. No todos pueden presumir de no tener apenas malos momentos en su carrera, y más cuando no sólo eres músico, sino actor - y esto va dirigido a los que dicen que es mal actor, ¿qué más se puede esperar para el papel del personaje de Silvio Dante? En fin... Sólo me queda darle gracias al genio que da nombre a mi blog.

And... welcome everybody to the Underground Garage!

jueves, 6 de octubre de 2011

Midnight Ride!

Siempre relaciono a personas o momentos concretos de mi vida con grupos o discos. Sé que es un fenómeno normal, es normal que te pase con amigos o familiares, que haya un nexo entre un recuerdo y una canción, algun motivo. Pero por ejemplo, yo cuando escucho a Paul Revere and the Raiders pienso en un profesor que tuve el año pasado. Y cuando me lo encuentro de vez en cuando por la facultad canto mentalmente "hungry for those good times baby..."... y ahi viene el problema: canción atascada durante todo el día. En fin, ¡menos mal que disimulo bien mi locura!





Le debo mucho a este grupo de trajes de época porque gracias a ellos descubrí los Nuggets, el recopilatorio de garage del que hablaba la semana pasada. Y todo empezó cuando descubrí una canción suya que me gustó muchísimo, Don't Take it so Hard, del Something Happening (1968), un disco que no hacía justicia al enorme legado del grupo y que no tenía que ver mucho que ver con lo que realmente me enamoraría de ellos. Aun así, el Something Happening es un disco que a mi me encanta, que me pongo cada vez que cojo un avión y que suena entrañablemente pasado de moda.


Paul Revere and the Raiders fueron un grupo de bastante fama durante los años sesenta en Estados Unidos. Fueron uno de los grupos que respondieron al ataque de la British Invasion, y a pesar de estar fuertemente influenciados por ésta, consiguieron un sonido más americano, más cercano al r&b. Eran el grupo abanderado (y presentadores) de Where the Action is, un famoso programa musical de mediados de los años sesenta en el que llegaron a tocar los Kinks, los Byrds o Herman's Hermit entre muchos otros.
Paul Revere and the Raiders, por tanto, fueron de los más afortunados de entre las muchísimas bandas que cohabitaban durante esos años de explosión musical.




Total, que en nueve años (1961-1970) habían grabado trece discos, ni más ni menos, incluido un disco de navidad que prometo escuchar en cuanto coloquen las primeras luces en la ciudad. Después pasaron a llamarse The Raiders, y su estilo cambió radicalmente. Fue entonces cuando sacaron su super hit Indian Reservation, que no se acerca a la sombra de los vestigios de lo que fueron Paul Revere and the Raiders durante su primera época. Pero en fin, ¿cuántas veces habremos oido esta historia?

Tengo que reconocer que con una discografía tan extensa me falta mucho por escuchar. Pero me gustaría hablar de uno de mis discos preferidos (sí, sé que mi lista de discos preferidos es quizá demasiado amplia)



Paul Revere and the Raiders - Midnight Ride (1966)


Además es un album representativo. La primera canción es Kicks, uno de los Nuggets más conocidos, un alegato antidroga escrito para los Animals pero rechazado por Eric Burdon - perfecta, pegadiza, con un bajo contundente (por cierto, esta fue la primera canción que aprendí a tocar). Vamos, una creación que también gozó de bastante exito en EEUU, llegando muy alto a los Billboards. Después de "EL HIMNO", ¿cómo mantener el nivel? Pues con There's Always Tomorrow, un agridulce tema en el que contrasta la voz más bluesera de Mark Lindsay retratando a alguien deprimido y cuya novia le ha dejado y los alegres coros que recuerdan que siempre hay un mañana. Little girl on the 4th Row (y su correspondiente versión en italiano un poco más adelante) es una lenta balada que recuerda mucho a los Beach Boys del Pet Sounds. Ballad of a Useless Man es una de mis preferidas del disco, brutal con su siempre presente y característico teclado. La gran aportación del bajista Phil Volk al disco es innegable, si suena tan contundente y en general, tan bien estructurado, es en parte gracias a él.





I'm not your stepping stone es para mi una versión mucho mejor que la que hicieran después los Monkees, el riff es sensacional y la voz desgarrante de Mark Lindsay - y la parte media de la canción en la que el teclado hace un pequeño solo (pequeñísimo, no sé ni si a eso se le llama solo) mientras que el batería (Drake Levin) se acelera más y más hasta volver a empezar - de lo mejor del disco. There she goes es la canción más british: pegadiza, bailable y cortísima. All I really need is you es mi canción predilecta no del disco sino del grupo, es terriblemente emotiva y exótica, con la voz sugerente y dramática del romántico de Mark Lindsay. De verdad, preciosa. Get it On y Louie Go Home son otros dos buenos temas que siguen la linea más característica de Paul Revere. Take a Look at Yourself es otro tema rock and roll con un aire cincuentero muy guay, me gustan las armonías de este tema, suena muy melódico. Melody for an Unknown Girl es un tema que debió haberse hecho de coña, parece de propaganda antigua. Shake it Up es un instrumental divertido que se parece a Boom Boom de los Animals. SS 396 y Corvair Baby fueron dos temas grabados en un periodo anterior y que se añadieron al disco en la última edición, no salieron en la original de 1966.


Paul Revere and the Raiders a día de hoy siguen tocando con un grupo del que no queda nada del original. Según un amigo de mi ex que es de Portland (Oregon), de donde son ellos, tocan de vez en cuando en las ferias regionales. Y lo hacen bien, y todo el mundo los conoce. Qué envidia.

viernes, 30 de septiembre de 2011

Hush, Hush, Sweet Charlotte

Siempre me ha llamado mucho la atención la figura del "director de cine". Los directores tienen un estilo normalmente definido, desde luego también evolucionan, pero por lo general se suelen caracterizar por elementos comunes que se ven en cuando se tienen en cuenta las peliculas en su conjunto.

Muchos directores han sido personajes excéntricos y peculiares, sí sí, como tantos artistas; pero lo que más me llama la atención es el morboso sentido del humor por el que eran conocidos muchos de ellos.

Se dice que cuando Tippi Hedren estaba grabando Los Pájaros, Hitchcock regaló a su hija (Melanie Griffith) una muñeca del personaje de su madre. Esa muñeca estaba colocada dentro de una caja de madera... que parecía un ataud y que aterrorizó a la niña. También se dice que la intención de Hitchcock no era que la caja pareciera un ataud, pero ahi está la historia. Aunque viendo este video introductorio del programa "Alfred Hitchcock presenta..."







O a veces, contratan a dos divas de Hollywood en declive que se odian públicamente a muerte y que incluso llegan a las manos en medio del rodaje. Como Joan Crawford y Bette Davis en ¿qué fue de Baby Jane? de Robert Aldrich.

Durante la grabación, Bette Davis golpeó tan fuerte a Joan Crawford que tuvieron que darle puntos en la cabeza. Por su lado, Joan Crawford puso piedras en su ropa para que cuando Bette Davis la tuviera que cargar se hiciera daño en la espalda. Y así fue. Aldrich no podía decir que no se esperaba que esto pasara, y seguro que lo hizo intencionalmente. Me encantan este tipo de historias, esto si que eran mujeres con caracter.


Qué felices se les ve aqui con Jack Warner




Todas las películas que he visto de Aldrich son bastante perturbadoras. Sus personajes son de lo más siniestro, y las historias son enrevesadas y extrañas. Una de ellas es Canción de cuna para un cadáver (Hush hush, sweet Charlotte, 1964), con Bette Davis, Olivia Havilland y mi querido Joseph Cotten.

La presentación de la película hasta los créditos de inicio es tan contundente como efectista. Para dar una idea y no destripar (casi) nada, hay un asesinato. Y la canción de los créditos dice: "chop, chop, sweet Charlotte". Para una mente de lo más morbosa como la mía, no puede haber un inicio tan prometedor.
Por desgracia, me esperaba un poco más de acción en la primera parte de la película. A partir de la mitad adquiere otro tenor, y se cambian las tornas respecto a los personajes, e incluso acabas sintiendo pena por la loca de Charlotte. Ya el suspense se apodera de la película, y hasta el desenlace final totalmente inesperado y cuando se atan todos los cabos, engancha tanto que no puedes dejar de verla.
Hace poco comentaba en otro blog (hablando de otra película del mismo director) que cuando veo una película intento situarme en la época en la que se estrenó, intentando tener la mentalidad de aquellos que la vieron por primera vez. Pues bien, incluso sin trasladarme a 1964, me quedé alucinada con algunas de las imágenes que se ven en la película, los juegos de luces, la maldad de los personajes, el terror en la cara de la dramática Bette Davis.




¿Sensacionalista yoooo?


No es de mis películas preferidas, quizá ni siquiera de las mejores de Aldrich. En momentos se me hace un poco lenta, en parte porque me esperaba otra cosa teniendo en cuenta el fantástico comienzo, pero desde luego merece la pena verla. Aunque sea por ver en quién (según mi opinión, soy un desastre para los parecidos) se pueden haber inspirado los guionistas y los del casting de los soprano para el personaje de Livia Soprano, la madre de Tony.

lunes, 26 de septiembre de 2011

BOSTON: The Remains

Cada vez estoy más convencida que la clave del éxito es la oportunidad. Estar en el lugar adecuado en el momento preciso. Así que en muchas de las ocasiones en las que nos preguntamos: ¿pero por qué tal grupo no llegó a ser más conocido?, probablemente algo de esto fallara. Aparte de, en muchas ocasiones, ineptitud de las distribuidoras o discográficas en bajas horas, como Big Star y Badfinger, algunos de los casos más paradigmáticos de esta desgracia. De todos modos, sigo pensando que esto deriva de un "bad timing". ¿Y si lo hubieran intentado dos años después? ¿Si en vez de estar en Memphis con una distribuidora pequeña (pero de gran renombre) como Stax hubieran estado en, no sé, Nueva York, con otra más eficiente que fuera capaz de ayudarles a alcanzar el camino del éxito que todos pensamos que merecían?

Sin embargo, hay algunas ocasiones en las que parece totalmente inexplicable que un grupo no haya encontrado el camino hacia el éxito. Y una de ellas, son los Remains.


The Remains (1964-1966)


Durante la mitad de los años sesenta salieron multitud de grupos de garage rock en Estados Unidos, los más remarcables se encuentran en el fantástico disco recopilatorio de los Nuggets: original artyfacts from the first psychedelic era. Al indagar en los trabajos de algunos de los mejores temas del recopilatorio, es muy probable que nos llevemos una gran decepción y encontremos mucha paja (sobre todo mucha psicodelia y acid pasado de tuerca) pero otros grupos son realmente buenos y aunque sólo tuvieran uno o dos discos, son joyas del garage y la psicodelia americana. Mis preferidos: Love, Chocolate Watchband, los Standells, Lollipop Shoppe y por supuesto, los Remains.

La vida de los Remains como grupo fue corta, sólo duraron de 1964 a 1966. Aunque no fueron los peor parados en cuanto a logros conseguidos, ya que fueron bastante conocidos en su ciudad, Boston, y fueron teloneros ni más ni menos que de los Beatles en su gira final por Estados Unidos, podrían haber llegado mucho más lejos, dado el potencial que tenían.






Su disco de estudio, Barry and the Remains (1966), tiene veinte temas, ni más ni menos, de los cuales no sólo dos o tres son los que merecen la pena, sino que casi todos lo tienen todo.

La música de los Remains es como una depuradora de los grupos más representativos de la British Invasion, como los mismos Zombies, los Hollies o los Rolling Stones entre otros - y la influencia de los Kinks es evidente hasta en you've got a hard time coming, con una línea de bajo en los mejores momentos del disco, con el cambio de riff en la parte final del tema. Eran cuatro americanos de veintidós años intentando sonar como ingleses, como muchos otros en ese entonces. Y el resultado fue buenísimo.

El primer tema es de los mejores, Heart, que empieza con un ritmo lento y se acelera y explota con el fantástico solo de Barry Tashian. También tienen un par de versiones buenas (Lonely Weekends y Diddy Wah Diddy), y la canción por la cual nos preguntamos cada dos por tres cómo no pudo haber sido un éxito nacional: Don't Look Back. Why do I cry, que sorprendentemente aparece en la banda sonora de la película Supersalidos, es otro de los imprescindibles del garage rock de mediados de los sesenta, y también de los preferidos de los seguidores del grupo durante las actuaciones en directo. Ain't that Her es preciosa, una de mis canciones favoritas de la historia (hasta he soñado con ella), con un bajo que es como una apisonadora y una guitarra con la que se complementa perfectamente y unos coros que recuerdan a los mejores momentos de los Zombies. Say you're sorry es literalmente brutal: la voz de Barry a lo Mick Jagger y la mejor batería del disco, más salvaje, recrudeciendo el estilo de las anteriores canciones un poco más. Las baladas son dignas de mención, como la estupenda Thank You, o una emotiva But I ain't got you que suena mucho a Bob Dylan.

Estamos ante veinte temas de los cuales para mi, más de la mitad podrían haber sido perfectamente exitos nacionales. No sé si es solo una cuestión de oportunidad, mala suerte o de lo que fuera, o que en ese entonces la competencia era muy dura y los demás muy buenos, pero lo que parece es que los Remains merecieron más de lo que tuvieron.


"There was a moment in the sixties when The Remains were designed to conquer the world. They didn't... But they were for me the most exciting American band of their time". Jon Landau.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Back in the USA

Tengo un ritual establecido casi desde que empecé la universidad que consiste en que los momentos previos a un examen, tengo que escuchar el Born To Run, la mayoría de veces para autoconvencerme de que me va a salir bien. Y cuando acabo todos los exámenes definitivamente, escucho el Back in the USA de MC5, para dejar atrás las noches sin dormir, la culpabilidad por hacer el vago en la biblioteca y los nervios de antes del examen.



MC5 - Back in the USA (1970)




Pues bien, ayer acabé el examen y como no podía ser menos, hoy tocaba Back in The USA. Mi querido disco divertido, macarra, y electrizante. Lo que nunca me habría imaginado es que iba a acabar celebrando mi fin de examenes escuchando este disco... mientras dormía la siesta. No sé en qué canción me dormi pero me desperté con Miss X del High Time que era el disco que iba inmediatamente después en mi ipod, así que el efecto sedante de MC5 me duró lo que dura el disco entero.
Lo peor de todo es que tengo un insomnio brutal: es raro el día que duerma más de cinco horas, con luz y cualquier tipo de ruido me es imposible mantener cerrados los ojos. Mi dependencia a la cafeína hace las cosas más dificiles, porque para mi, utilizando palabras de Mike Patton, el infierno sería un día sin café o estar en la carcel. Y ahi estaba yo, escuchando mi Back in the USA con la ventana de par en par a las cinco de la tarde.



Si Tyner levantara la cabeza...


Es dificil quedarme con un disco de MC5, porque el Kick out the Jams es de otro mundo y el High Time es otro rollo diferente, quizá más accesible, pero también es buenísimo. El Back in the USA es uno de mis discos preferidos. Es un disco perfecto de rock and roll pero a mil revoluciones más, casi punk. De hecho, la influencia que MC5 tuvieron en el punk es increíble y se ve en este disco. Yo los veo como unos Who americanos. La potencia, el rock and roll y la autenticidad.

Te haces una idea de lo que nos vamos a encontrar cuando el primer estallido es una versión de Tutti Frutti, que si ya es cañera la original de Little Richard esta lo es al extremo, con ese piano loco y una batería totalmente desquiciada. Las canciones duran dos minutos y medio por lo general, con la excepción de Let Me Try, que es el único momento en el que se nos permite respirar, una balada muy fifties totalmente inesperada.

Porque la linea general del disco es totalmente incendiaria. Teenage Lust y American Ruse son los temas que se reparten el puesto de honor en mi corazón. American Ruse es un tema perfecto de rock and roll de arriba a abajo: un riff tremendamente efectivo de tres notas, las guitarras de Fred Sonic Smith y Wayne Kramer interactuando, la voz aguda del showman Tymer, los coros abriendo paso al solo (No! No!) y la guinda del pastel, el fantástico solo revisitando el himno de Estados Unidos justo después de haber dicho esto:


Sixty-nine America in terminal stasis
The air's so thick it's like drowning in molasses
I'm sick and tired of paying these dues
And I'm finally getting hip to the American ruse


MC5 son provocativos y rebeldes, como se puede ver en muchas de las actuaciones que todavía quedan por ahi. Aunque para darse cuenta de esto en su plenitud lo ideal es escuchar el Kick Out The Jams, en directo. Las letras critican la política o la guerra, como The Human Being Lawnmower, "El hombre convertido en cortacesped", que es el titulo de canción más extraño que he visto en mi vida, el tema más crudo del disco. Las garageras High School y Shakin' Street son una maravilla, quizá los mejores argumentos para dar cuenta de lo mucho que les influyó la british invasion y lo mucho que influyeron ellos en el power pop - me imagino a cualquiera de los Ramones con dieciocho años escuchando a MC5 sin parar como yo, hasta durmiendo la siesta.

Con los años, Kramer y el bajista, Michael Davis coincidieron en la carcel por diferentes delitos pero ambos relacionados con drogas. El primer bajista, Pat Burrows, murió hace pocos años. Tyner y Fred Sonic Smith murieron durante los noventa. Antes de eso, Fred se casó con la señora Patti Smith, a quien solían decirle que sólo se había casado con él para no tener que cambiarse el apellido. Un final tristemente digno de una banda de rock and roll. Muy corto, pero muy intenso.

Motor city is burning!

martes, 6 de septiembre de 2011

Road Trippin with Neil Young

Me encanta viajar en coche. Me gusta tanto conducir como ir de pasajera, pero sobre todo conducir. Soy la típica que inconscientemente hace del paseo de dos kilómetros que hay de casa a la playa o del gimnasio a casa todo un ritual: pongo un cd que vaya con la ocasión, me pongo las gafas de sol, bajo las ventanas y sobre todo, pongo la música a todo volumen. Porque desde luego, el cincuenta por ciento del atractivo de conducir está en la música. Ir en silencio es un coñazo.

La primera vez que conduje sola, sin profesora de la autoescuela o copilotos histéricos (santa mamá, cada vez que me acuerdo de cómo se agarraba a la puerta, pobrecita), estaba enganchadísima a Neil Young. Y al GTA San Andreas, lo cual parecía bastante contraproducente.
Y parecerá una tontería, pero conducir sola era una de las cosas que más ilusión me hacía, asi que necesitaba un disco especial para ese momento.
Y con todos los discos para viajes en carretera que había ideado durante tanto tiempo, justo cuando necesitaba uno, no lo tenía. Asi que pillé lo que en ese momento no podía dejar de escuchar


Neil Young with Crazy Horse - Everybody knows this is knowhere (1969)


1969. Neil Young acababa de terminar con Buffalo Springfield y tan sólo cuatro meses antes de sacar este disco, que fue el primero que grababa con Crazy Horse, había lanzado su primer disco en solitario.

Cinnamon Girl es uno de los temas más famosos de toda la carrera de Neil Young. Me encanta la voz de Neil, ya cante falsetto o en un tono más grave, tiene una personalidad que la hace reconocible en cualquier situación. Everybody Knows This is Nowhere es el tema con el que aluciné ese día tan especial para mi, el día que por fin podía conducir sola. Me sentía genial pudiendo sacar el brazo por la ventana o dejando la mano apoyada en la palanca de cambios (mi madre lo critica porque dice que no es elegante), mientras cantaba los lalalas de los coros.
Estos dos primeros son los temas más optimistas del disco. La verdad es que al margen del cariño especial que le tengo porque es mi disco, es perfecto para un viaje en carretera. Round and Round (it won't be long) es mucho más intimista y lenta, preciosa con esos coros.

Las estrellas del disco indudablemente son Down by the River y la que cierra el disco, Cowgirl in the Sand. Son temas más contundentes que los demás, que rondan entre los nueve y diez minutos en que los absolutos protagonistas son las guitarras de Danny Whitten y Neil Young complementándose perfectamente, aunque tengo que reconocer que se me va toda la atención al gravísimo bajo de Down By the River, como siempre, mi perdición. La guitarra rítmica de Whitten en Cowgirl in the Sand suena más agresiva. La letra de este tema siempre me ha parecido durísima, de hecho alguna vez leí que la mujer de Neil se cogió un cabreo monumental echándole en cara que tenía que haber otra mujer en su vida. Pobrecillo, encima que tenía una fiebre altísima cuando la escribió...

"It's the woman in you that makes you want to play this game"... (si es que a veces las mujeres nos lo buscamos...)



Neil Young & Danny Whitten


Qué grande era Whitten. Y qué perfecto complemento para Neil. Él se encargaba de la parte rítmica, y los solos de Neil son simples, ninguna virguería ni excesos en absoluto, encajan a la perfección.
Losing End (when you're on) es otro ejemplo de lo bien que encajaban, no sólo con las guitarras sino cantando juntos. Neil solía cantar los tonos más graves y Whitten los más agudos, y las armonías en los coros (que en este disco son bastantes) son una maravilla.

Sin duda, uno de mis discos preferidos de Neil Young. Y aunque ya haya perdido un poco de emoción lo de conducir, este disco siempre estará entre mis ideales para viajar por carretera.

domingo, 28 de agosto de 2011

FLORIDA: Lynyrd Skynyrd & .38 Special

State of FLORIDA: The Sunshine State






Seguro que no soy la única que cuando piensa en Florida se imagina paseos marítimos inmensos, un lugar donde siempre sale el sol y donde van los padres de Seinfeld (y muchos otros) a jubilarse. Donde se desarrolla el remake de Scarface y por donde muchos condujimos los fantásticos coches de Tommy Vercetti en el Vice City. Pero no sólo es eso: durante algunos años fue uno de los escenarios mas relevantes del rock sureño, donde nacieron la mayoría de los grupos más importantes e influyentes de este estilo.
De hecho ese fue mi problema a la hora de hacer esta entrada, hay tantos grupos y tan buenos que no sabía muy bien como enfocarla - y menos mal que ya había hablado de los Outlaws antes, porque seguro que me habría visto tentada a centrarme en ellos.

Al principio mi idea era comentar un concierto, el de la película Free Bird... The Movie, de Lynyrd Skynyrd, que es una compilación de actuaciones, la mayoría del famoso festival de Knebworth de 1976, pero como no la he podido conseguir y por eso la he visto a trozos, no ha sido posible. Las actuaciones de Lynyrd Skynyrd son espectaculares, y puede que me ciegue un poco mi condición de fanática, pero son de las mejores que he visto en mi vida. Me emocionan muchísimo y eso que desgraciadamente sólo las he podido ver en video, pero bueno, suficiente para captar la energía, la brillantez y el sentimiento que desprenden.


Johnny, Ronnie y Donnie Van Zant



Por ello he pensado en centrarme en los Van Zant, en especial en Ronnie (lider y cantante de Lynyrd Skynyrd hasta su muerte - después el pequeño, Johnny, le sucedió) y Donnie (lider de .38 Special) en parte por respeto a aquellos que durante este verano han sobrevivido a mi dictadura musical en coches, en fiestas, en casa... Y esta vez ha tocado Lynyrd Skynyrd en especial.
Y es que Lynyrd Skynyrd hace una música perfecta para todas estas ocasiones. Simple Man es perfecta para cantar a todo volumen durante los viajes en carretera. Sweet Home Alabama es la típica que a todo el mundo le gusta cantar en los karaokes. Y a mi me gusta despejarme tras estudiar escuchando Gimme Back My Bullets, o prepararme para salir con Saturday Night Special...





Justo ayer mi padre decía en una comida familiar que ya no hay grupos como los de antes, lo típico que los rockeros que vivieron su juventud durante los setenta u ochenta se encargan de recordarnos a cada momento. Yo le dije que probablemente muchos padres nostálgicos que vivieron en el siglo XVIII también le habrían dicho a sus hijos que nunca iba a haber nadie que superara a Mozart, pero bueno, soy consciente de que defiendo un argumento que no me creo ni yo misma. Porque sigo alucinando con que haya sido posible que un grupo haya sido capaz de sacar un disco debut tan bueno como el Pronounced Leh-Nerd Skin-Nerd, y me cuesta pensar que algo así se vaya a repetir. Es increíble que la mitad de las canciones de este disco sean mitos ya legendarios, como Free Bird, Simple Man o Gimme Three Steps. Lynyrd Skynyrd nos dicen que ELLOS son el rock sureño, son blues, country, incluso garage y hard rock, y esta es su declaración de intenciones.

Pero mi disco preferido de Lynyrd Skynyrd es el segundo, Second Helping. La canción que abre el disco es la archiconocidísima Sweet Home Alabama, la respuesta a las controvertidas críticas que Neil Young hizo al "hombre sureño" en las canciones Southern Man y Alabama (que es mi canción predilecta de Young).

"Well, I hope Neil Young will remember a southern man don't need him around anyhow", Sweet Home Alabama


A pesar de los piques, Neil y Lynyrd se idolatraban mutuamente (ojo a la camiseta)




El album cumple con creces las perspectivas que había dejado el Pronounced... Suena más compacto, más duro y más pulido, definiendo definitivamente su estilo. La segunda canción, I Need You, es una balada lenta muy hard rock que frena un poco el ritmo antes de poner la quinta con Don't Ask Me No Questions, mi canción preferida de Lynyrd, divertida y distendida, en la que piden por favor que en su tiempo de descanso les dejen en paz para relajarse, pasarlo bien y me imagino que pescar, que era una de las aficiones de Ronnie. Otra de mis debilidades del disco es The Ballad of Curtis Lowe, una nostálgica y preciosa balada sureña en la que un niño pagaba a un viejo solitario para que tocara la guitarra, a pesar de las quejas de su madre. El alegato antidroga The Needle and The Spoon, misma temática y nombre parecido a The Needle and The Damage Done de Neil Young. De esta canción se dice que se inspiraron en lo que vieron cuando coincidieron con los New York Dolls en algun concierto, lo cual no es de extrañar. Este tema es quizá el más pesado del disco, anticipando a mi parecer un la línea del siguiente disco, Nuthin' Fancy. El último tema es una versión del Call me The Breeze, otra perfecta para los viajes en carretera. Lo que decía, Lynyrd son mi grupo estrella del verano.



.38 Special - Special Delivery (1978)




Reafirmando la calidad de los genes de los Van Zant, el hermano mediano, Donnie, fue el líder de .38 Special, otro grupo sureño que seguía los pasos de Lynyrd, y que llegó a tener cierto reconocimiento en Estados Unidos, pero que no llegó a ser tan famoso como ellos, al menos en este estilo. Durante los años ochenta sacó un par de temas de rock suave (que por cierto, no me gustan nada) que si fueron super éxitos, pero poco más. A pesar de ello, el segundo disco de .38 Special, Special Delivery, es totalmente recomendable. Es rock sureño tradicional, quizá un poco más pop, pero muy entretenido.

Turnin' To You es una de las canciones que más he escuchado este verano, sobre todo me encanta una parte del solo de guitarra en el que el batería cambia el ritmo, realmente no están creando nada nuevo, pero es hard rock en estado puro. Travellin' Man con sus guitarras gemelas es un temazo, muy pegadizo y alegre. Suenan muy bien, son buenos músicos y en general es un buen disco de rock sureño. I been a mover coquetea con el gospel, y Can't Keep a Good Man Down es otro tema del estilo de los anteriores. También es cierto que en What Can I Do y en Take Me Back suenan más a baladas del estilo de las de los Scorpions, mucho más poperas, y que puede que bajen un poco el nivel del disco, pero bueno, ahi se les veían las intenciones sobre el cambio de estilo que vendría después.


En el futuro intentaré hacer una entrada sobre Florida (parte II), incluyendo a mis queridos Blackfoot, los Outlaws, y en la que hable más detenidamente sobre Lynyrd Skynyrd, mis sagrados. La ocasión lo merece.

martes, 23 de agosto de 2011

The Fountainhead

El Manantial (1949) King Vidor



El otro día aproveché para ver el Manantial con mi madre, que tenía muchas ganas de verla porque le gusta mucho Ayn Rand, que escribió el libro en el que se basa la pelicula.

Howard Roark (Gary Cooper) es un arquitecto que rompía con lo tradicional, situándose en contra de los arquetipos clásicos que imperaban entonces. La película se centra básicamente (y reiterativamente) en su personalidad, él, que parece ser la única persona honesta, al contrario que sus colegas arquitectos e incluso la prensa.

La primera vez que vi esta película, hace unos años, me encantó. Me hizo pensar, me pareció muy, muy crítica con la sociedad, era todo un alegato a favor del individualismo y un hachazo a la manipulación que la prensa ejerce sobre el pueblo. Sin embargo, debí haberme omnubilado por tantas ideas que encajaban tanto con mi forma de pensar, que dejé pasar los demás aspectos que hacen una película sea realmente buena.
Para mi, el problema principal es que el libro "The Fountainhead" tiene 752 páginas. Y no es que sea la primera adaptación de un libro extenso que se lleva al cine, para nada, de hecho el libro de El Resplandor tiene casi 500 páginas. El de Lo que el viento se llevó, mil y pico. Pero cuando hablamos de un libro tan complejo...
Lo que quiero decir es que cada frase que dice cada personaje es algo intelectual y filosófico. No hay ni un sólo diálogo creíble, por no hablar del histrionismo de Patricia Neal y su irritante nihilismo. Probablemente la intención de Rand era crear un personaje con una gran autonomía, independiente y con fuertes ideales, el complemento perfecto para Roark, y lo que vemos en la película es a una chica caprichosa, dramática y bastante maleducada.
Gary Cooper tampoco me convence. Ni a mi ni a nadie, ya era demasiado mayor para el personaje que hacía, y no transmite la pasión que requeriría un personaje tan fuerte como él, siendo la imagen de la integridad y de la honestidad frente a todo el mundo que quiere destruirle.

Ocurre lo mismo que con todos los demás personajes, demasiadas ideas en muy poco tiempo. Los antagonistas son aquellos arquitectos que siguen calcando los esquemas clásicos para mantener contento al público y a la sociedad, y sobre todo, el crítico de arquitectura del periódico. Son conscientes de que Roark es brillante, pero su única motivación es sobre todo, acabar con el espíritu individualista de Roark, que se aparta de lo tradicional, "lo bueno", que es trabajar para la colectividad y no para sí mismo (Ayn Rand era una ferviente enemiga del comunismo). Los diálogos son poco convincentes, además de demagogos, es tan exagerada la oposición a la postura de Roark (que inunda una y otra vez la película) que simplemente parecen ridículos estos personajes.

Sé que soy muy crítica con la película, pero me parece sorprendente que en un momento de mi vida me haya quedado fascinada solamente por las ideas de la película, que son innegablemente radicales, y que años después, con un poco más de perspectiva y aun estando de acuerdo con muchas de esas ideas, me parezca una película fallida que ha resistido muy mal el paso del tiempo (parece increíble que hable de una película del director de "El mundo marcha"). Que en su momento consiguiera convencerme a base de un bombardeo de buenas ideas y saber escribir, pero nada más.

sábado, 13 de agosto de 2011

Musica de madres

Durante varios veranos, el enorme Chrysler Voyager de la madre de mi mejor amiga se llenaba de seis o siete niños preadolescentes alterados para hacer un viaje que siempre era el mismo: de casa al club de tenis donde pasábamos todas las mañanas y tardes y del club de tenis a casa. Se turnaba con mi madre para llevarnos a todos (suerte para quien le tocara la vuelta, cuando estábamos cansados, anestesiados y mansos). En ambos coches casi siempre sonaba lo mismo, una música que muchos de mi generación recordarán del mismo modo que nosotras: la conocida música de madres.
Dos grupos que abanderan esta calificación inventada sobre la marcha son Supertramp y la Electric Light Orchestra. Grupos que realmente no sé muy bien qué son, que son parte progresivos y parte pop, que son muy melódicos, alegres pero dramáticos, suenan sofisticados, que son todos músicos extraordinarios y como tal, suenan a super banda, y que parecen muy maduros... Pero quizá tengo esta sensación porque irremediablemente me recuerdan a mi madre.

Me hizo mucha gracia descubrir que había una ola llamada Adult Orient Rock (AOR), donde caben grupos como Toto, Foreigner, Journey, Boston... grupos que surgieron a finales de los setenta y que no eran tan rockeros para ser hard rock, que tenían canciones más melódicas, más facilonas, alegres. Y aunque la ELO y supertramp no son considerados AOR, entiendo que se le haya puesto ese nombre.



Supertramp - Even in the quietest moments (1977)

Esta es una de las portadas más bonitas que he visto rondar por mi casa. El nombre del disco no es en vano, y la portada evoca perfectamente la tranquilidad y el sosiego del mismo. Se aleja un poco del sonido típico de supertramp pero manteniendo su estilo, es decir: suenan a ellos pero no parece un disco suyo, empezando porque tienen un sonido más pop. Cuando pienso en ellos pienso en drama, en teatro, como en Gone Hollywood, que es mi canción preferida.

Tengo una memoria a corto plazo horrible, pero por lo menos puedo relacionar enseguida canciones con momentos o con personas. Give a Little Bit, que es el primer tema del disco, fue la primera canción que mi padre me enseñó a tocar con la guitarra, y recuerdo como si hubiera sido ayer cuando en mi antiguo salón me copiaba los acordes en un papel, y frustrarme porque no podía hacer los acordes de fa con mi mini dedo.




Electric Light Orchestra - A new world record (1976)


Mi madre podría hacer la reseña de la ELO mucho mejor que yo, asi que me remito a sus palabras cuando hoy lo volvimos a escuchar. "Es un disco muy alegre, muy vivo, recuerda en muchas ocasiones a los Beatles". No hay mas que escuchar Livin' Thing para darse cuenta de lo optimistas que suenan sus canciones.


Ahora soy yo la que conduzco, y nada más llegar, el primer disco que cogi para poner en el coche fue el Breakfast in America de Supertramp. Los de la ELO no me hizo ni falta cogerlos, porque mi madre se me había adelantado.

lunes, 8 de agosto de 2011

TEXAS: Bubble Puppy

State of TEXAS: The Lone Star State





BUBBLE PUPPY



Voy a desviarme un poco (un poco apenas, porque seguro que este disco influenció a muchas bandas posteriores) del rock sureño para hablar de uno de mis discos preferidos, aprovechando que estamos en el sur y pasamos por Texas. El disco es de Bubble Puppy, un grupo de rock psicodélico que sólo sacó este disco, en 1969, antes de dejar de llamarse así (supongo que ese nombre no hacía la mejor publicidad al grupo) y convertirse en Demian.

No me acuerdo muy bien por qué llegué a ellos, supongo que porque por entonces estaba escuchando a grupos como los Doors, West Coast Pop Art Experimental Band o Jefferson Airplane - el caso es que me pasó como con Love en su momento: me dio la impresión de que no había escuchado nada igual en mi vida. Sí, cómo no, recuerda a los Who, a los Rolling, a Cream... pero había algo más. Había dos guitarras principales -preámbulo del rock sureño posterior-, y las canciones sonaban algo más elaboradas. Hot Smoke and Sassafras, la primera canción, fue el único single del disco, que fue un éxito. Pero ya está.

En Bubble Puppy las guitarras están locas, desquiciadas. La armonía entre las guitarras es de las mejores que he oido: su línea es recargada, hay mucha floritura, mucho adorno y nada de sobriedad. Bubble Puppy me suena a grupo renacentista dentro del rock. Y creo que con el símil podría crear un nuevo estilo, "rock renacentista". Es broma, como si ya no hubieran pocas etiquetas!

Todd's Tune es la segunda canción y una de mis preferidas, igual que la siguiente, I've got to reach you. Todd's Tune, con un pequeño toque funk, ralentiza un poco el ritmo frenético con el que se inicia el disco, y da paso a I've got to Reach You, que puede que sea una de mis canciones preferidas en general. En serio, ¿esas guitarras de donde salen? La combinación de las dos guitarras y la armonía son perfectas. La voz a dos tonos, todo suena perfecto y bucólico - pero no cursi, el solo es potentísimo, rápido y lleno de energía.
Lonely aligera un poco el ritmo, suena como a unos Yardbirds enfolinados. A Gathering of Promises es la balada del disco (junto a It's safe to say) estilo Jefferson Airplane y muy psicodélica. Hurry Sundown vuelve a recuperar el ritmo, esta suena más convencional (dentro de lo que cabe), supongo que para contrarrestar con Elizabeth, que supone el esplendor del rock renacentista del que hablaba antes.

Dos de las canciones que más me gustan del disco son bonus tracks que no se incluyen en todas las ediciones, y estas son Thinkin' about thinkin' y If I had a reason en especial. Ahi se ve mi predilección por el bajo: no sé si es sólo mi impresión pero en esta es en una de las pocas canciones en las que las guitarras no eclipsan al bajo, y en eso estoy segura de que tiene que ver algo a lo que normalmente no doy mucha importancia, y es a la calidad de la grabación.
Cuando me bajé el disco pensé que sería mala mi edición y ya está, pero cuando compré el disco en Barcelona a un precio desorbitado para la cartera de alguien de 18 años, me di cuenta de que era la misma grabación. Suena auténtico, sí, pero quizá podrían haber llegado a algo más si hubieran hecho una grabación un poco más decente.

Bubble Puppy se disolvieron enseguida. Luego vino Demian con otro disco perfecto y con un sonido algo mejor, pero que no llegó a nada. La historia de siempre, el qué podrían haber sido se queda en el aire.

sábado, 16 de julio de 2011

Eighties

"La colaboración entre el actor Anthony Michael Hall y el director John Hughes fue la más prometedora desde la de James Stewart y Frank Capra". Stanley Kubrick.



Teniendo en cuenta que mi siguiente parada en el proyecto sureño es Florida y esta quiero hacerla bien, hago un receso mientras estudio cómo voy a hacerla para hablar de otra cosa.

Justo cuando estaba en mi último año de colegio, llegó a mis manos "El club de los cinco", una peli mítica y típica del canal cinemanía. Fue entonces cuando me adentré verdaderamente en una época que años atrás había rechazado totalmente, tachándola de hortera, decadente e hiper comercial: los años ochenta.
Durante esa época casi todos mis grupos preferidos habían empezado a experimentar con los sintetizadores y la música electrónica, y yo no entendía cómo grupos como Yes, Rush o David Bowie, se podían ver tan, tan atraídos por esa estética y ese sonido, y cómo cambiaban radicalmente (y a peor) su estilo por ello. Después empecé a adentrarme un poco en el post punk y la new wave, conocí a ABC, Spandau Ballet y, supongo que por sobredosis de M80 y lo repetitivos que se ponen, empezó a atraerme algo de ese estilo que años atrás jamás me habría imaginado escuchando.

Respecto al cine, me pasó algo parecido. El club de los cinco fue la primera película que vi de John Hughes



The Breakfast Club (1985)

Cinco chicos eran castigados un sábado en el instituto por distintos motivos. Cada uno identificaba un perfil típico que se ha seguido utilizando en las comedias americanas de adolescentes: El deportista guapo, la pija, el rebelde, la freaky y el empollón. A pesar de sus diferencias, todos ellos están unidos por el archinémesis: el director del colegio, pero también por las dificultades por las que pasa todo adolescente: la presión social, la soledad, la aceptación de los padres... La historia puede ser un poco inocentona y previsible, casi como un cuento de hadas moderno, pero también entrañable y divertidísima.




Sixteen Candles (1984)

Un año antes salió Dieciséis Velas, otra de John Hughes en la que repetían Molly Ringwald (la pija) y Anthony Michael Hall (el empollón). En esta historia, en la vispera de la boda de la hermana mayor de la familia, todos se olvidan del 16 cumpleaños, tan sumamente importante para los adolescentes americanos, de la hermana mediana (Molly Ringwald). Creo que me gustan tanto las peliculas de John Hughes porque me sentía identificada con Molly Ringwald, o más bien, yo quería ser Molly Ringwald. Un poco outsider, siempre creando dramas, y enamorándome del chico más chulo, guay y menos conveniente (Matt Dillon), pasando totalmente de aquellos con quien tenía más cosas en común y a los que interesaba (Anthony M. Hall). También interpretan John y Joan Cusack, y como curiosidad, los Stray Cats tocaban el tema principal de la peli.




Pretty in pink (1986)

La siguiente es La chica de rosa, entonces repetían Ringwald y Hughes. Esta es mi peli preferida de la epoca, la que he visto hasta la saciedad. Creo que lo que más me llama la atención de estas pelis no es que me sintiera identificada o adorara tanto a Molly Ringwald durante mi adolescencia, sino también la estética tan excéntrica de los ochenta. El coprotagonista, Jon Cryer, se convirtió en mi amor platónico (otro loser que se enamora de la protagonista, y que es muchísimo más guay que el príncipe azul, pero que siempre acaba siendo "sólo amigo"), sobre todo por aquella mítica escena en la que bailaba Try a Little Tenderness de Otis Redding en la tienda de música. Yo me habría quedado con Jon Cryer, pero en fin...

Me dejo en el tintero muchas otras películas divertidísimas, mucho más polémicas que American Pie y todas estas comedias de adolescentes que salieron a finales de los años 90 y mucho más auténticas, más naturales, porque para empezar, los actores aparentaban la edad que se suponía que tenían. Estas son Ferris Bueller's Day Off (con Matthew Broderick), Say something (increíble John Cusack), Fast Times at Ridgemont High que por cierto, volví a ver hace poco y me gustó incluso más que la primera vez, Una chica explosiva... ¡hay tantas! y especialmente Pump Up The Volume, que a pesar de ser relativamente tardía (89 o 90) sigue una linea parecida. Con Christian Slater de protagonista, relata perfectamente todas las inquietudes, miedos y desencantos típicos de los adolescentes, aparte de tener una banda sonora con joyas como una versión de Bad Brains del Kick Out The Jams, Love Comes in Spurts de Richard Hell and the Voidods o Everybody Knows de Leonard Cohen.

Como curiosidad, se cuenta que en la vida real, al principio Anthony Michael Hall y Molly Ringwald se llevaban fatal. Pero empezaron a hablar de música y se dieron cuenta de que tenían muchísimas cosas en común y empezaron a salir. Lo que digo, una historia de amor perfecta.